Aunque no sea época para estas lides - que cualquiera lo diría por las temperaturas- os proponemos un plato que siempre sienta bien y te alegra. El Salmorejo. En invierno, te recuerda el veranito, los chiringos y el moreno cangrejero. En verano….hay frutos más apropiados para su elaboración, que ya abordaremos a su debido tiempo. Eso sí, no es NADA recomendable para ligar. Si ya tenéis los deberes hechos, comed los dos (o tres, si os va la marcha) el plato, no es plan de que uno se haya de ir a contar vacas por la noche.
Lo dicho, esta receta es para hacer en diez minutos, cinco si sois unos orgullosos propietarios de una túrmix. Por supuesto, es barata, rápida, y fácil. Muy digna de aparecer tanto en mesas de estudiantos y estudiantas así como de marquesas y marquesos.
Ingredientes, para cuatro raciones.
Un bote de tomate natural entero de un kilo.
Una barra de pan.
Tres dientes de ajo. (dientes, no cabezas, que nos conocemos).
Un vaso de aceite de oliva. (los de IKEA y Nocilla tienen el mismo cubicaje).
Vinagre, al gusto. Dependiendo si es de vino, jerez o del de botella de plástico, las medidas varían. Para empezar y que no sea muy fuerte, un tercio del vaso del aceite vale.
Sal. Una cucharada de café. (Las más pequeñas de la cubertería).
Abrimos el bote de tomate y tiramos por el fregadero la mitad del líquido. En una olla vertemos el tomate, echamos la barra de pan convenientemente partida en trozos; si el pan es duro, remojar un poco con agua. Echamos los dientes de ajo pelados, el aceite, el vinagre y la sal. Enchufamos la batidora, y a batir hasta que sea todo una pasta. Si veis que os queda "monolítico", antes de que eso fragüe, echad un poco de agua, como un tercio de vaso. Lo probáis. Si os gusta, a la nevera a que se enfríe un poco. Ahora vamos con los aditamentos del salmorejo, que son varios y curiosos.
Tenemos por un lado, el tradicional, que consiste en jamón serrano y huevo duro. El jamón, partido en trocitos y el huevo, cortado en cubitos.
Si la nevera está temblando bien por presupuesto o por pereza, abrís una lata de bonito y lo ponéis por encima, y tan rico.
En verano, cogéis un aguacate y troceado lo echáis por encima. Muy recomendable, y muy sanotas todas las opciones.
Para aquellos que desconocen el arte de la cocción huevil, en un cazo poneis agua y un huevo (dos si sois cuatro personas) y cuando lleve cuatro minutos hirviendo la cosa, los huevos ya están. Esperáis a que se temple un poco, y golpeándolos con una cuchara (con ternura, eso sí), no se trata de destrozarlo, sino de cuartear la cáscara para poder quitarla con facilidad. Descascarascado el factor "huevo" y cortado en cubitos, con unas tijeras o un cuchillo, lo que os resulte más cómodo, me hacéis cortes transversales a las lonchas del jamón. Cuando vayáis a servir el salmorejo, echáis todo por encima.
Ahora, el aguacate y su correcta forma de proceder. ¿Es cosa mía o ha quedado como el título de un tratado medieval? En fin, al tema, que os lo puedo poner como queráis, pero en imágenes, es más didáctico. El otro motivo es que es más seguro; cuchillos grandes, cosas resbaladizas…
Esperamos que os guste, puesto que es un plato resultón, tirado de precio, hasta el jamón de Bertín os vale. Bertín no. Muy sencillito de hacer, más de comer, y de los denominados "altamente energético". Os recomendamos un tazón por comensal, es de los platos sobre los que te avisa la abuela "antes se llena la tripa que el ojo". Avisados estáis. Ahora, a cocinar.
mola!
ResponderEliminar"Ahora, el aguacate y su correcta forma de proceder"..un gran título para un tratado medieval.
ResponderEliminarmuy rico
ResponderEliminar