En las últimas décadas, los cambios en las tecnologías y la relación entre cine y espectador han llevado a muchas películas fuera del espacio para el que fueron creadas. Desterradas y forzadas a vagar por rutas alternativas han terminado por encontrar su nuevo espacio en las galerías de arte y los museos.
Aunque el cine originalmente fue creado para la gran pantalla y un público numeroso, poco a poco ha ido reduciendo sus expectativas. A menos que hablemos de producciones famosas y alguna excepción más (excepciones que siempre confirman la regla) podemos asumir que una película no va a ser muy conocida ni visionada salvo en círculos reducidos. Y en este contexto son muchos los que han sobrevivido gracias a los museos y galerías. Directores de reconocido prestigio como Pedro Costa o Abbas Kiarostami han descubierto en este espacio un nuevo hábitat para ellos. Tal es así, que algunos proyectos ya se hacen para ser “expuestos”. Kiarostami y Erice mantuvieron una singular correspondencia basada en cartas audiovisuales con las que transmitían ideas, expresaban su manera de entender el cine y mostraban su entorno, y que sirvió de premisa para una exposición de ambos, donde, además de las cartas, otros cortos y películas inéditas en el país pudieron verse. Entre esos trabajos se encuentra Five, obra contemplativa dividida en cinco planos de una playa que sirve de antítesis al cine narrativo y que Kiarostami concibió directamente para galerías.
La arquitectura no solo está en el cine dentro del cuadro. Por encima de todo, la arquitectura es el espacio que alberga el cine y donde este ve la luz. Antes, un museo o una galería no se concebían para contener una obra audiovisual, sin embargo, ahora es inevitable que eso se tenga en cuenta a la hora de pensar una nueva galería o museo. El cine necesita de la arquitectura más que nunca pues necesita que esta le proporcione espacios alternativos que además pueden ser versátiles, ya que en algunos casos la obra pasa a ser pensada dentro de un entorno determinado para verla.
Esta transformación en la forma de ver y apreciar el cine llega incluso a cambiar los hogares. Son muchos los que intentan adaptar cualquier espacio de la casa, por pequeño que sea, para construir una pequeña sala de cine, ya sea con una buena pantalla y un buen equipo de sonido o montando un proyector en el techo y habilitando la pared que queda libre para hacer de pantalla. El cine ya no está contenido en un lugar, ya no pertenece a las “salas de cine”, hablar de cine hoy no puede significar hablar de un espacio. En realidad y a pesar de que parezca estar en crisis (lo parece solo porque insisten en que lo creamos, que hay muchos intereses en eso), el cine vive hoy quizá su momento de mayor libertad en la historia. Tantos espacios, formatos, medios nuevos y al alcance de todos han llevado al cine a reinventarse y a reinventar ese modelo de cine para televisión basado en capítulos que son las series.
El cine se reinventa y con él se reinventa el espacio que lo alberga.
Pablo Barrón Muruais.
Pablo Barrón Muruais.
Me gusta mucho esta sección que trata de Cine y Arquitectura.
ResponderEliminarMuy interesante. La permanente mutación de los estímulos y necesidades de los usuarios tanto de los espacios públicos como domésticos, no sólo suponen un cambio necesario en el dominio privado, sino también en la transformación de la ciudad.
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